¿Qué es el Marxismo Cultural?

El Marxismo Cultural (que en gran medida también puede ser llamado progresismo o corrección política) es el conjunto de ideas surgidas como forma de subversión contra valores fundamentales como la familia, la religión, el género, la raza, el nacionalismo e incluso el arte y la estética tradicionales, a los que considera "atrasados", "obsoletos" u "opresivos". Esta subversión cultural se disfrazó bajo el eufemismo de Teoría Crítica.

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Su base ideológica es esencialmente una síntesis de Karl Marx y de Sigmund Freud, y consiste en considerar a la civilización o cultura occidental (europea) como un factor de opresión. Se trata de una construcción teórica que interpreta y aplica el marxismo en términos socioculturales en lugar de económicos, buscando el control de todas las instituciones culturales como escuelas, universidades, medios de comunicación o la industria del entretenimiento. El marxismo cultural ataca cada uno de los aspectos, características e instituciones de la sociedad occidental, y su único objetivo es la destrucción de la civilización europea.

El marxismo cultural comienza formalmente con la fundación de la neo-marxista Escuela de Frankfurt, cuyo principal instrumento de control social, cultural y político ha sido lo que se conoce como corrección política.

En Europa occidental y en Estados Unidos no se ha aplicado nunca el modelo económico marxista, sin embargo, el marxismo cultural domina todos los aspectos de las sociedades democráticas occidentales actuales.



El marxismo cultural se fundamenta en varios puntos doctrinales, algunos más importantes que otros, a saber:

*Homosexualismo: promoción y defensa de la homosexualidad como un fenómeno natural y sano. Victimización de los homosexuales y criminalización de los heterosexuales. Se incluirían aquí también al transexualismo y en general a todas las formas de degeneración sexual.


*Feminismo: victimización de las mujeres y criminalización de los hombres. Exaltación del matriarcado y ataques al patriarcado tradicional de Europa. 

*Apoyo a la legalización de determinadas acciones contrarias al buen funcionamiento de una sociedad humana, y contrarias a la ética más elemental, como el aborto libre, el consumo de drogas, la prostitución, e incluso, en los casos más radicales, la pederastia. Característica fundamentada directamente sobre el relativismo moral. 


*Antirreligión: odio y oposición beligerante a las religiones. Los valores y tradiciones de Occidente, que han sido históricamente obstáculo para los intereses parasitarios, son los objetivos reales a vencer y no una religión en particular. Sin embargo, como ya no hay presencia de otras religiones más significativas políticamente, se ataca casi exclusivamente al cristianismo ya que éste representa la religión mayoritaria de Occidente y un símbolo o reducto de dichos valores y tradiciones. 


* Animalismo: una postura poco conocida, incluso dentro del marxismo cultural. Consiste en la victimización extrema de los animales y en la criminalización del ser humano. Defiende un veganismo beligerante y agresivo contra quienes consumen productos animales. El motivo de su escaso apoyo radica en que, para ser animalista, es necesario renunciar a comer unos determinados alimentos, a vestir una determinada clase de ropa, y, en general, a una serie de placeres, cosa a la que los marxistas culturales generalmente no están dispuestos, dado su carácter habitualmente hedonista. El animalista más famoso es quizás el judío Gary Yourofsky, y PETA es sin duda la organización animalista más conocida. Según los seguidores de estas ideas, el "especismo" (término fabricado por ellos para sus objetivos) es la creencia de que los animales son inferiores a los humanos, o merecedores de menos derechos, y ellos (los animalistas) se declaran anti-especistas. 


*Antiblanquismo: odio a la raza blanca y justificación del genocidio blanco. *Inmigracionismo. Promoción del mestizaje. Victimización de los no blancos y criminalización de los blancos. 


*Negación de las naciones, de los pueblos y de las razas. Anarquismo. 


*Igualitarismo: negación de las diferencias entre los individuos por causas varias. Es el mantra de ''Todos somos iguales''.


*Anti-militarismo y pacifismo. Desafío injustificado a la autoridad. 


*Creencia de que todo cambio es a mejor. Oposición al conservadurismo (que en muchos casos, puede ser visto como el antagonista del marxismo cultural o progresismo). 


*Un antifascismo muy profundo, por ser sin duda el fascismo la ideología que con mayor tajancia y contundencia se opone al marxismo cultural, y a todo lo que éste defiende.

*Creencia a pies juntillas en las versiones oficiales de la Historia. Rechazo del revisionismo histórico. 

* Una aversión profunda a todas las ideas que contradigan al marxismo cultural. Uso de las amenazas, del argumentum ad baculum, del ad hominem, y en ocasiones, de los ataques directos a los opositores, mediante la censura.

Los marxistas culturales no ven sus ideas como parte de una doctrina. Un marxista cultural nunca se reconocerá a sí mismo como tal, y lo será inconscientemente.

El marxismo cultural defiende sus ideas como si fueran axiomas o dogmas universales e independientes de toda doctrina y pretende presentarlas como si estuviesen de algún modo libres de cualquier extremismo ideológico. Su extremismo ideológico es particularmente peligroso ya que generalmente las personas no lo perciben y, en cambio, dan por hecho que es parte de un supuesto "progreso".

Así pues, por ejemplo, mientras que un nacionalista racial se opondrá al genocidio blanco en base a su ideología, según la cual todos los pueblos tienen derecho a un lugar bajo el sol, un marxista cultural defenderá el multiculturalismo o el integracionismo racial sin basarse en el marxismo cultural en sí, como una doctrina base de la que parten sus valores, sino que lo hará desde una perspectiva, en cierto modo, externa a la política, considerando que el multiculturalismo es algo natural y sano per se, cerrándose también, por ello, a toda forma de discusión y argumento que contradiga sus creencias. Dicho de otra forma: el marxismo cultural no se basa en ideas, sino en dogmas, que muy a menudo se intentan imponer a los demás dotándolos de un aparente discurso crítico y científico.

Esto distingue al marxismo cultural por completo del resto de ideologías, y lo hace especialmente difícil de criticar y de señalar, lo que lo protege ante los ataques. Asimismo, en Occidente, casi la totalidad de las personas autodenominadas "apolíticas" son en realidad marxistas culturales.






Durante siglos, La Judería organizada ha estado en primera línea en los esfuerzos por subvertir, corromper, y,finalmente, destruir la Civilización Occidental tradicional y todo lo que ello representa. Henry Makow, en una revisión de E. Michael Jones; ''El Espíritu revolucionario judío y su impacto en la historia mundial'', describe el papel desempeñado por la judería para lograr el objetivo como ''subversiva ene l sentido más profundo, invirtiendo la Voluntad de Dios, el evangelio de amor cristiano, el diseño inherente y el propósito de la creación, secuestrando a la humanidad y deteniendo su desarrollo  de acuerdo a dictados cabalísticos y talmúdicos''


A través de su control de los medios de comunicación y Hollywood, su influencia en la cultura popular y las artes, diversos movimientos intelectuales y de ''justicia social'', incluyendo el marxismo cultural, el feminismo y la homosexualidad radical, la promoción de la pornografía y la degeneración sexual, la inmigración masiva y el “multiculturalismo” en países de Europa occidental y Eurodescendientes (Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), la Judería Organizada sin duda ha apuntado la Civilización tradicional Occidental para su destrucción. Estas técnicas de desestabilización representan un Complot Judío para corromper, contaminar y destruir cultural, espiritual, política y económicamente la cultura europea en primer lugar, y, en general, todas las culturas indígenas decentes, honorables. La Judería Organizada internacional debe ser vista como una élite hostil decidida a destruir la Civilización Occidental. En el prólogo de “Cultura de la Crítica“, el Dr. Kevin MacDonald lo explica muy bien: 

The Culture of Critique” describe cómo los intelectuales judíos iniciaron y avanzaron una serie de importantes movimientos intelectuales y políticos durante el siglo XX. Sostengo que estos movimientos son intentos de alterar las sociedades occidentales de una manera que neutralizaría o acabaría con el antisemitismo y mejoraría las perspectivas de continuidad del grupo judío, ya sea en un acto hostil o de una manera semi-críptica. Varios de estos movimientos judíos (por ejemplo, el cambio en la política de inmigración favoreciendo los pueblos no europeos) han tratado de debilitar el poder de los que ellos perciben como competidores – los pueblos europeos, que a principios del siglo XX habían asumido una posición dominante no sólo en sus tierras tradicionales en Europa, también en los Estados Unidos, Canadá y Australia. A nivel teórico, estos movimientos deben ser vistos como el resultado de conflictos de intereses entre los Judios y no judíos en la construcción de la cultura y en diversas cuestiones de política pública. En última instancia, estos movimientos deben ser observados como la expresión de una estrategia evolutiva de grupo por Judios en su competencia por el dominio social, político y cultural con los no-Judios. [...] 


Desde la década de 1960 una Élite hostil adversaria ha emergido para dominar el debate intelectual y político. Se trata de una élite que casi instintivamente detesta las instituciones tradicionales de la cultura europea-americana; su religión, sus costumbres, sus modales y sus conductas sexuales. 

MacDonald afirma que la civilización occidental esencialmente ha sido Judaizada, cuando los revolucionarios líderes Judíos intelectuales y culturales, incluyendo Theodore Adorno, Freud Siegfried, y otros, y sus ideas han sido “ávidamente aceptadas por la gran mayoría de los intelectuales no judíos”, lo que demuestra cómo “el mundo intelectual occidental se ha Judaizado – las actitudes e intereses Judíos, lo que aprueban o desaprueban los Judíos, constituyen en la actualidad la cultura de Occidente, interiorizada por Judios y no Judios por igual”. El Dr. MacDonald añade: 

La Judaización de Occidente en ningún lugar es más evidente que en la veneración del Holocausto como icono moral central para toda la civilización. Estos hechos constituyen una transformación profunda de la tradición del individualismo crítico y científico que se había constituido en la tradición occidental desde la Ilustración. Más importante aún, a causa de la arraigada y profunda hostilidad judía hacia la cultura occidental tradicional, la Judaización de Occidente implica que los pueblos que crearon la cultura y las tradiciones de Occidente han sido llevados a sentirse profundamente avergonzados de su propia historia — sin duda el preludio a su desaparición como cultura y como pueblo.



Este ataque cultural, espiritual e intelectual por parte de intereses judíos organizados, en contra de la cultura tradicional de Europa occidental, debe ser identificado con el fin de evitar la destrucción total de los Pueblos Europeos. Hace un par de semanas, John Kaminski y yo discutimos sobre algunas de las técnicas de desestabilización que la Judería Organizada ha utilizado en su batalla contra la Cultura Europea y los Pueblos Europeos, que incluyen:

  •  Promoción de la homosexualidad, “estilos de vida” alternativos, y el movimiento LGBT 
  • El Movimiento de ''liberación'' de la mujer, la promoción del aborto y el ataque a la unidad familiar
  • La Promoción de la pornografía, el libertinaje y la degeneración.
  • La inmigración masiva, tanto legal como ilegal, hacia las naciones europeas y eurodescendientes
  • La promoción de la “igualdad”, “diversidad” y “multiculturalismo” mientras atacan las identidades nacionales y raciales, en particular las identidades Europeas (nota: este concepto no se aplica a los Judios, a quienes se anima a identificarse como Judios y a preocuparse de los intereses judíos)
  • El uso de los medios de comunicación, Hollywood y otras formas de propaganda para incitar a la guerra contra los enemigos del Judaísmo internacional (NSDAP Alemania —> “Comunismo” —> los musulmanes), la fabricación de divisiones raciales (Trayvon Martin!), y el fomento de la degeneración sexual y cultural
  • La promoción de un “entretenimiento” imbécil, distracciones, juegos y objetos inútiles de consumo, cuya demanda y necesidad la fabrican los medios de comunicación Judíos.

Es bien sabido, aunque no se mencione tácitamente, que los Judíos controlan los Medios de Comunicación Occidentales y Hollywood. The Times of Israel publicó una entrada en el blog a principios del verano del 2012 titulado “Los Judios SÍ controlan los medios de comunicación”, y el escritor judío Joel Stein alardeó abiertamente en Los Angeles Times del control de los Judios sobre Hollywood y otros aspectos de la cultura estadounidense, el gobierno y las finanzas. Neal Gabler, otro escritor judío, escribió “Un Imperio Propio: Cómo los Judios inventaron Hollywood” documentando el papel de los judíos en Hollywood.



El “Jewish Daily Forward” publicó un artículo (escrito por Douglas Wolk) titulado, “Faster than a Speeding Tallis: explorando las raíces judías de Superman y los Cómics Americanos”, detallando la influencia judía en la industria del cómic. Wolk describe la industria del cómic americano como una expresión de la cultura judía y escribe que “en realidad hubo muchos Judios involucrados en la creación de los más importantes comics americanos, de superhéroes y otros, a partir de finales de los años 30 y hasta mediados de los 70.” Y continúa:

Sin creadores judíos no habría habido ningún Superman, ni Batman, ni Archie, ni Mad, ni “Maus”, ni “un contrato con Dios” y ninguno de los principales personajes de Marvel Comics introducidos en los años 60. Stan Lee, Jerry Siegel, Joe Shuster, Eisner, Harvey Kurtzman, Jack Kirby, Bob Kane, Bill Finger: todos los nombres importantes en la historia del cómic americano, y de Judíos, todos y cada uno de ellos. Y, con pocas excepciones, nunca le dieron una importancia particular en lugares públicos.



Justo el otro día, The Jewish Daily Forward publicó un artículo titulado, “Paternidad Judía de los Monstruos de Película”, escrito por Michael Kaminer, esbozando el papel de los judíos en la creación la diferentes películas de Monstruos en Hollywood durante años. Un breve extracto: 


No parecen estar relacionados. Pero películas de Monstruos icónicas como La Momia, El Hombre Lobo, Drácula y La Criatura de Frankenstein comparten parentesco. Carl Laemmle, un inmigrante húngaro-judío, fundó en 1912 lo que se convirtiría en Universal Studios; bajo la tutela de su hijo, Carl Jr., el estudio pasó a presentar los monstruos más memorables de moviedom. Otro refugiado judío, Curt Siodmak, escribió guiones para “Universal” de criaturas característicos como “El hombre lobo”, “He caminado con un zombie”, y “La bestia con cinco dedos”. [...]
 

La cultura Americana es esencialmente una cultura Judía, especialmente la cultura popular Americana que se ha desarrollado durante los últimos 70 años, más o menos desde la invención de la televisión. ¿Realmente le sorprende todavía a alguién que todo lo que se ve en televisión y películas sea basura pornográfica, degradante, inmunda, propaganda Orwelliana demonizando a los enemigos históricos y presentes de la Juderia a la vez que alaba acríticamente a Israel y todo lo malo de la cultura americana? (Ver también “Secret Goals of Communism Near Fruition”, por Henry Makow)

El movimiento radical homosexual y LGBT lleva siendo liderado y defendido por Judíos durante décadas, como atestigua esta lista. He aquí una breve muestra de algunos de los Judios detrás de este movimiento depravado, que busca derrocar por completo el concepto tradicional del matrimonio, las relaciones familiares y la educación de los hijos:
  • Larry Kramer — cofundador de “Act Up”, una organización activista homosexual/SIDA; cofundador de Crisis de Salud de Hombres Homosexuales (Gay Men’s Health Crisis).
  • Alan Klein — cofundador del grupo ACT UP, cofundador del grupo Nación ‘Queer’, Director Nacional de Comunicaciones y portavoz en jefe de la Alianza Gay y Lésbica Contra la Difamación [GLAAD]. Klein también co-fundó la exitosa campaña multimedia STOPDRLAURA.COM
  • Arnie Kantrowitz — cofundador de la Alianza Gay y Lésbica Contra la Difamación [GLAAD].
  • Jonathan D. Katz — fundó y preside el Instituto Harvey Milk, el mayor instituto de estudios ‘queer’ en el mundo. Por largo tiempo activista político ‘queer’, fue cofundador de ‘Queer Nation’, [la principal sucursal de San Francisco].
  • Israel Fishman, fundador del cónclave de Liberación Gay en 1970 [ahora conocida como la Mesa Redonda de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales de la American Library Association], la primera organización profesional gay.
  • Bella Abzug y Edward Koch – ambos judíos – los primeros miembros de la Cámara de Representantes de EE.UU. que introdujeron la legislación que prohibiría la discriminación basada en la orientación sexual [1974].
  • Ronald Gold – periodista de Variety, un líder en la lucha para revocar la política de la American Psychiatric Association de la homosexualidad como una enfermedad.
  • Magnus Hirschfeld [d. 1935], antiguo activista por los derechos de los homosexuales en Alemania. Fundó una de las primeras organizaciones de derechos de los homosexuales, el Comité Científico Humanitario, acuñó el término “travestismo”; huyó de la Alemania nazi.
  • Barney Frank, miembro del Congreso de los EE.UU., ayudó a crear políticas de empleo no discriminatorias en todas las agencias federales de los Estados Unidos.
  • Kerry Lobel – director ejecutivo del Grupo de Trabajo Nacional de Gays y Lesbianas.
  • Allan Ginsburg – fallecido poeta judío y miembro destacado de North American Man Boy Love Asociation.

 La revista judía Tablet publicó una extensa hagiografía biográfica del Judio depravado que inició la campaña por el matrimonio gay en un artículo titulado, “Pionero Judío del Matrimonio Gay: el activista llamado Faygele ben Miriam comenzó la batalla del Estado de Washington sobre el matrimonio hace más de 40 años”:

 Décadas antes de que cualquier Estado hubiera considerado seriamente la legalización del matrimonio gay, mucho antes de que nadie hubiera pensado en la creación de la política “No preguntes no digas”, antes de Reagan, ante del SIDA, antes de que la Asociación Psiquiátrica Americana determinara que la homosexualidad no era una enfermedad mental, y antes de que la mitad de las personas que actualmente viven en Estados Unidos hubieran nacido, un hombre llamado John Singer entró en la oficina de licencias de matrimonio del condado de King en Seattle.  

Era el año 1971.  Junto a él había otro hombre, Paul Barwick, a quien había conocido recientemente en una reunión en Seattle del Frente de Liberación Gay. Barwick acababa de regresar de Vietnam, 24 años, todavía saliendo del armario. Singer era un poco mayor, de 26 años, muy abierto y muy político. Él había servido como médico del ejército en Alemania debido a su estatus de objetor de conciencia. En el lugar reservado a la religión, su etiqueta de militar decía: “Ethical Culture”. Antes, en la universidad de Nueva York, sería el único miembro de su unidad ROTC que también estaba en el SDS-Estudiantes por una Sociedad Democrática. Estos dos hombres, el cantante y Barwick, se convirtieron rápido en buenos amigos, amantes ocasionales, y, en cierto sentido, socios de negocios. “El negocio era la liberación gay”, tal como explicó recientemente Barwick, ahora con 65 años y vivendo en San Francisco. Frente a un grupo de medios de comunicación locales que habían sido aavisados por adelantado, Singer y Barwick se acercaron a la mesa del auditor del condado, un hombre llamado Lloyd Hara, y le dijeron que quería una licencia de matrimonio. Hara se negó. Así comenzó uno de los primeros -y menos famosos- pleitos de matrimonio homosexual en la nación, Singer vs Hara. Concluyó sin éxito en 1974, ante la Corte de Apelaciones del Estado de Washington esencialmente riéndose de los hombres en la corte. Pero para entonces Singer ya estaba listo para su siguiente lucha, y un nuevo nombre, Faygele ben Miriam, al que tomó para simultáneamente “picar” a los homófobos (“Faygele” “pajarito” o “maricón” en Yiddish) y honrar a su madre, Miriam Singer. Este hombre singularmente tenaz, que murió hace 12 años esta semana, tuvo en su tiempo una gran influencia en las políticas gay del Estado de Washington, y en primera línea -en realidad, aún más allá- de lo que eventualmente se convertiría en el impulso nacional para alcanzar el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo. “Él es importante porque él formaba parte de ese primera oleada de parejas que desafiaban la injusta y desleal negación de la libertad de matrimonio”, dijo Evan Wolfson, fundador del grupo de defensa de la Libertad para Casarse y autor de Why Marriage Matters. “Y él habló en nombre de millones de personas, en un momento en que, en algunos aspectos, los gays estaban empezando a hablar por la plena inclusión y el derecho a ser permitidos, no sólo dejados en paz.” 

En un artículo separado en Tablet titulado, “No preguntes, no preguntes: a artistas, sobre todo en teatro, todavía son vejados con el insulto ‘Judio Gay comunista’ ¿pero cómo se originó?”. El crítico de arte Allen Ellenzweig además documenta la infiltración y la subversión judía de la cultura americana. Este ataque cultural salió directamente del manual de los marxistas culturales de la Escuela de Frankfurt (The Frankfurt School | Christogenea.org), que impulsado la homosexualidad, la perversión y la degeneración en el ideario principal de la sociedad estadounidense. Ellenzweig escribe: 

Después de la Segunda Guerra Mundial, parecía como si la cultura americana, culta y baja, hubiese sido tomada por los Judios: Danny Kaye en el cine, George Burns y Milton Berle en la televisión, Norman Mailer y Saul Bellow en la literatura, Arthur Miller en el teatro, Jerome Robbins en ballet y en Broadway, Leonard Bernstein en Broadway y en la Sala de Conciertos. En el contexto de la Guerra Fría, el producto Americano -jazz, la música sinfónica, el teatro, la danza moderna y ballet- se convirtió en la moneda de intercambio cultural para demostrar la superioridad del mundo libre. Éramos los campeones. Como el historiador Michael Sherry escribe: “Del orgullo nacional, las aspiraciones para el imperio cultural, y los temores por los avances del enemigo, los estadounidenses mostraron artistas como emblemas de la libertad de la nación y una cultura de músculo”. [...]  

Sin embargo, otro grupo sembrando el suelo del arte Americano estaba maduro para actuar de chivo expiatorio más directamente: los homosexuales. A diferencia de los Judios, no se necesitaba de extenso decoro público hacia ellos, un “grupo” que ni siquiera tenía las instituciones comunales que los Judíos habían acumulado durante décadas, ni la solidaridad oficial basada en la tradición y una historia compartida de la Diáspora. Por tanto ¿qué se tenía que pensar del creciente plantel de “decadentes” Guerreros Fríos en las artes, que habrían de ser los embajadores del nuevo “músculo cultural” Americano? Figuras como Aaron Copland, Leonard Bernstein, Jerome Robbins, Arthur Laurents, y Lincoln Kirstein proporcionan una ventana hacia un período en el que los homosexuales judíos desarrollaron redes comunales y profesionales mixtas para alcanzar una prominencia cultural a pesar de las limitaciones sociales como Judios, la discriminación como gays y la peligrosa carrera como hombres de la izquierda política. 

Aunque los cinco hombres eran Judíos, Robbins y Laurents— Rabinowitz y Levine— llevaron nombres que podían ofuscar esa distinción, y Kirstein dijo que su familia Judía-Alemana estaba “alejada de la piedad verdadera”. Todos descendieron de Ashkenazis y, a excepción de Kirstein, fueron Americanos de primera generación, muchos con almenos cierta noción del Yiddish coloreando la jerga familiar. Dentro de los círculos cosmopolitas, todos fueron discretamente conocidos por transgredir las normas heterosexuales del periodo de posguerra. De los cinco, sólo Bernstein y Kirstein se casaron, y únicamente Bernstein tuvo hijos. Todos tuvieron que llevar sus vidas sexuales en una América muy diferente a la que habitamos ahora.

 La promoción sistemática de la pornografía, la desviación y degeneración sexual, y el libertinaje, fueron y siguen siendo una técnica importante de desestabilización cultural utilizada por la Judería Internacional para pervertir y corromper el sentido de la moralidad en la sociedad, destruyendo normas sociales sanas y valores culturales, sustituyéndolas por la homosexualidad, la promiscuidad y el libertinaje. El Dr. Lasha Darkmoon describe los orígenes de este movimiento y el papel de liderazgo jugado por un grupo de pervertidos y desagradabes “intelectuales” Judíos en un brillante artículo titulado “Maestros del Porno: la promoción sistemática de la desviación sexual”, publicado en The Occidental Observer.

 Frank Kameny: pornógrafo judío, fundador del movimiento de los Derechos de los Gays en Estados Unidos y promotor de la zoofilia.

 

 Resulta muy chocante descubrir que dos de los padres de la Revolución Sexual eran unos pervertidos sexuales con una misión evangélica en la vida: infectar a la sociedad con sus ideas chifladas y convertir el mundo en un masturbatorio enorme. 

Me refiero al principal investigador sexual del SXX Alfred Kinsey (1894-1956) y su famoso contemporáneo, el culto psicoanalista Wilhelm Reich (1897-1957). [...]  

Según Freud y sus seguidores, el antisemitismo era una patología universal que tenía sus raíces en la represión sexual. Su cura radica en la ''liberación sexual''. La Teoría, en su forma más cruda y simple, puede resumirse así; en vez de meterse con los judíos ¿Por qué no relajarse y tener sexo?

El Supuesto subyacente aquí es que el sexo es el gran libertador y que todas las frustraciones políticas y económicas pueden ser aliviadas poy la actividad sexual, en particular con un sexo obsesivo y adictivo. La gente que pasa toda sus horas de vigilia en busca de estimulación sexual es obviamente incapaz de organizar pogromos,montar revoluciones sangrientas, o convertirse en una amenaza para los ricos y poderosos.


Esto, en pocas palabras, era la filosofía de Wilhelm Reich, sumo sacerdote de la “industria de la masturbación”, tomando prestada una frase del magistral trabajo de E. Michael Jones “Libido Dominandi” , donde Kinsey y Reich son analizados en gran detalle.  

El Sexo, según los filósofos de la Revolución Sexual inspirada por Reich, ha de ser la panacea para todos los problemas de la sociedad: el nuevo opio del pueblo. Si la gente no puede tener pan, que coman pasteles. Si no pueden tener empleo, seguridad, realización y un propósito válido en la vida, dejad que tengan sexo como sustituto. Por lo menos, el sexo recreativo proporcionará una distracción útil y dará a la gente algo que hacer [...]  


Este es el hombre que llegó a ser, como su contemporáneo e igualmente pervertido Alfred Kinsey, uno de los padrinos de la revolución sexual de la década de 1960.  


De gente como Kinsey y Reich, los fácilmente manipulables Americanos recibieron instrucciones sobre cómo comportarse sexualmente.  

(Para más detalles confirmatorios, consulte Wilhelm Reich [descarga PDF])  

Como parte de la escuela neo-Freudiana de psicoanalistas, Reich recibió el apoyo entusiasta de un gran número de psiquiatras y escritores, muchos de ellos parte de la sub-cultura psicoanalista Judía que fue tan importante para erigir una poderosa crítica de la Cultura Occidental, alcanzando su punto máximo de influencia en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial: Herbert Marcuse, Erich Fromm, Adorno, Horkheimer, Alexander Lowen, Keleman Stanley, Moshe Feldenkreis, Ida Rolf, Paul Goodman, Norman Mailer, Allen Ginsberg, Saul Bellow, Fritz Perls y Arthur Janov (ver aquí y aquí ). [...]

Aquí una mirada reveladora a un pornógrafo judío, Al Godstein, un pionero en el negocio de lo obsceno:  



Henry Makow, en un artículo titulado “Playboy y la Revolución (Homo) Sexual“, profundiza en el papel que los Judíos juegan en la promoción de la degeneración y desviación sexual:


“The Kinsey Report” (1948) dio forma al comportamiento actualmente dominante hacia el sexo. Defendió la expresión sexual sin trabas y se convirtió en el manifiesto de la revolución contracultural y sexual.

En esencia, dijo que la conducta sexual desviada e insalubre era tan común como para ser normal.


Gracias a la psicóloga Dra. Judith Reisman, ahora sabemos que Alfred Kinsey y el “Informe Kinsley” fueron un fraude. Kinsey, zoólogo financiado por los Rockefeller en la Universidad de Indiana, se hizo pasar por un hombre de familia conservadora. Cuando en realidad fue un pederasta y un pervertido homosexual que sedujo a sus estudiantes varones y obligó a su esposa y asociados a actuar en películas pornográficas caseras.


La agenda de Kinsey, en palabras de Reisman, fue “suplantar lo que él veía como una era Judeo Cristiana procreacional estrecha por un paraíso pedófilo bi/gay promiscuo donde “todo vale””. (Crafting Gay Children: An Inquiry, p.4)


Más del 25% de su muestra eran prostitutas y presos incluyendo numerosos delincuentes sexuales. Kinsey, que murió prematuramente de una enfermedad que se asociaba con la masturbación excesiva, dijo que el díez por ciento de los hombres estadounidenses eran gays cuando, en realidad, sólo el dos por ciento lo eran.


Kinsey y su equipo de pedófilos abusaron de 2.000 infantes y niños para demostrar que tienen necesidades sexuales legítimas.


Reisman concluye: “las crecientes patologías libidinosas de América… enseñadas en las escuelas … y reflejadas en nuestras bellas y populares artes, la prensa, la política pública y de derecho reflejan ampliamente las psicopatologías sexuales documentadas por el equipo de Kinsey.” (Kinsey: Crímenes y Consecuencias) [...]


En 1973, los Rockefeller forzaron a la Asociación Americana de Psicología para proclamar normal la homosexualidad. Junto con las feministas (que creen que la heterosexualidad es inherentemente opresiva) los gays comenzaron a desmantelar todas las instituciones heterosexuales: la masculinidad, la feminidad, el matrimonio, la familia, los boy scouts, los deportes, los militares y el sistema educativo.




 Utilizando su control de los medios de comunicación, los Rockefeller (es decir, banqueros illuminatis) determinaron en gran medida nuestra sensibilidad cultural. Son los responsables de la obsesión por la pornografía que invade la televisión, los vídeos musicales e Internet.


Este estado secuestrado del desarrollo humano es característico de los homosexuales que no pueden formar relaciones de larga duración con el sexo opuesto. Actuando frente a mujeres heterosexuales como hombres y viceversa, con la TV y las escuelas promoviéndolo, nos están convirtiendo en homosexuales. [...]

 Los activistas gays y feministas creen que la moral tradicional se inventó para perpetuar un status quo injusto. Cuando en realidad, la moralidad es la sabiduría acumulada de la humanidad en cuanto a lo que es saludable y en última instancia satisfactorio. La perversión es la desviación de lo que es saludable.
 

La moralidad heterosexual sitúa el sexo en el contexto del amor y/o el matrimonio porque “humaniza” el apetito sexual. Se asegura de que el más profundo e íntimo acto físico entre dos personas exprese un lazo emocional-espiritual proporcionado. Esta es la única forma de que el sexo pueda ser verdaderamente satisfactorio, tanto para hombres como para mujeres. También es saludable para la sociedad ya que provee el desenlace natural y necesario del amor sexual, los niños. [...]


En conclusión, la “revolución sexual” en realidad fue el triunfo de los perversos valores y normas homosexuales. La agenda gay-feminista es redefinir lo desviado como saludable y viceversa, y lo han conseguido.

 El movimiento feminista radical, que encabezó el impulso a la legalización y normalización del aborto, la “liberación femenina”, la destrucción del papel tradicional de la mujer en la sociedad, y la destrucción de la unidad familiar, fue dirigido por Judios como Betty FriedanBella Abzug y Gloria Steinem. Un artículo revelador publicado en “The Jewish Daily Forward” titulado “¿Por qué hay tantos judíos feministas?” nos ofrece una visión única sobre el liderazgo Judío dentro del movimiento feminista radical:

 ¿Por qué tantos líderes del movimiento feminista han sido judíos? ¿Por qué tantas mujeres hoy en día creen en los principios del feminismo y sin embargo se resisten a llamarse feministas? ¿Y qué podemos hacer para criar a niños que creen en la igualdad de derechos y responsabilidades?
  
Tal como señala Naomi Wolf en la edición de otoño de 2005 de Heeb, el feminismo y el judaísmo van juntos como Courtney Love y gente con micrófonos golpeándose y gritando como drogadictos posesos empapados en saliva. (Bueno, ella no lo dijo exactamente así). La Sra. Wolf dijo: “Tenemos una historia política que se remonta a los movimientos socialistas y laboristas, donde las mujeres eran organizadoras y tumultuosas-agitadoras”, que se le acerca. Incluso antes, allá por el s.XVII, Glückel de Hamelin era una madre de 14 años que dirigía una fábrica que expandió el negocio de su marido internacionalmente después de su muerte. Del SXIX en adelante, las esposas de los eruditos talmúdicos dirigían negocios para mantener a sus familias mientras sus esposos estudiaban. La noción de una indolente princesa judía descansando sobre almohadas en sus Jewess Jeans mientras come bombones y contempla su próxima rinoplastia es relativamente nueva. Siempre hemos sido mujeres trabajadoras.


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 El papel de los Judíos en la conformación de la política de inmigración Occidental, que ha dado lugar a la inundación sistemática de los pueblos no-europeos hacia Europa y países Eurodescendientes incluyendo Estados Unidos, Canadá y Australia, es una técnica importante de desestabilización judía. Dr. Kevin MacDonald ha escrito mucho sobre este tema. Lo que sigue es el resumen del trabajo del Dr. MacDonald de 1998 “Participación Judía en la Configuración de la Política de Inmigración Americana, 1881-1965: Una perspectiva Histórica“:

 En este trabajo se analiza la participación judía en la configuración de la política de inmigración de los Estados Unidos. Además de un interés periódico en la promoción de la inmigración de correligionarios como resultado de movimientos antisemitas, los Judios tienen interés en oponerse a la creación de sociedades étnica y culturalmente homogéneas en las que ellos residen como minorías. Los Judios han estado a la vanguardia en el apoyo de movimientos encaminados a alterar el status quo étnico en los Estados Unidos en favor de la inmigración de pueblos no-Europeos. Estas actividades han implicado el liderazgo en el Congreso, la organización y financiación de grupos anti-restriccionistas compuestos por Judios y gentiles, y originando movimientos intelectuales opuestos a las perspectivas evolutivas y biológicas en las ciencias sociales.



Esta Agenda multicultural de inmigración masiva ha sido promovida por grupos organizados Judíos desde hace décadas. Pero, ¿cuál es su objetivo? Earl Raab, ex director del Instituto de Defensa Judía, explica el objetivo final de esta agenda: 

La Oficina del Censo acaba de informar de que muy pronto aproximadamente la mitad de la población Americana será no-blanca o no-Europea. Y todos serán ciudadanos Americanos. Hemos traspasado el punto más allá del cual un partido “Nazi-Ario” sería capaz de prevalecer en este país. Hemos estado alimentando el clima de oposición al fanatismo durante medio siglo. Este clima todavía no se ha perfeccionado, pero la naturaleza heterogénea de nuestra población tiende a hacerlo irreversible— y hace que nuestras limitaciones constitucionales en contra de la intolerancia sean más prácticas que nunca. 


Judíos como Barbara Lerner Spectre llaman abiertamente a la destrucción de la sociedad Europea, promoviendo el “multiculturalismo” y la inmigración masiva:




Adolf Hitler, escribiendo “Mi Lucha“, describió la naturaleza destructiva y subversiva de la Judería Organizada en la Civilización Occidental:

Los Judios no tienen la capacidad que es necesaria para la fundación de una civilización, porque en ellos no hay, ni ha habido nunca, ese espíritu de idealismo que es elemento indispensable en el desarrollo superior de la humanidad. Por lo tanto, el intelecto Judío nunca será constructivo, sino siempre destructivo. (Capítulo XI, pág. 209) 

La civilización Occidental tradicional ha sido destruida esencialmente por la Judería Organizada. Los judíos deben ser vistos coma una hostil, peligrosa y muy bien organizada minoría, constantemente conspirando y maquinando para embaucar y engañar a sus anfitriones Gentiles. No pueden sobrevivir sin nosotros. Reconozcamos todos la fuerza destructiva de la Judería Internacional, y aceptemos en prohibir a estos criminales de cualquier posición de influencia en la sociedad o el Gobierno para siempre. 

Artículo original: John Friend - Organized Jewry: destroyers of Western civilization, 01-12-2012
Traducción: Shocked – Burbuja.info. Traducción y presentación revisadas por Alerta Judiada, 30-04-2014
¡Despierta!

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